viernes, 23 de mayo de 2014

Virgen de los Dolores, Juan de Montejo ca. 1597.


Obra: Virgen de las Angustias o de los Dolores.

Autor: Juan de Montejo, (atribución de Santiago Samaniego).

Fecha: ca. 1597.

Procedencia: Emita de los Dolores, Fuentesaúco (Zamora).

Talla atribuida por Santiago Samaniego al escultor Juan de Montejo, una de las principales figuras del italianismo en la escultura zamorana del siglo XVI. La imagen conserva los cánones propias de La Piedad renacentista, acogiendo al hijo sobre su regazo. La Virgen se encuentra arrodillada apoyando el cuerpo de Cristo sobre su rodilla derecha. La talla luce ricos estofados en saya y manto, destacando los motivos pasionistas que se incluyen en el adorno de la saya. El esplendor barroco de la devoción a la Virgen de los Dolores nos ha legado un rico ajuar de orfebrería: corona de capilla, corona de salida y corazón con siete espadas. Además la Virgen posee un manto de salida bordado en oro recientemente restaurado.

La Virgen de los Dolores no es una talla completa, si no un altorelieve que presidía la iglesia del Hospital de San Salvador, bajo la advocación de las Angustias. La iglesia de las Angustias contaba con un retablo en la cabecera del templo, realizado entre 1697 y 1700, aunque los trabajos de sobredorado fueron ejecutados ya a mediados del siglo XVIII. En el retablo recibían culto dos tallas, a la izquierda la Piedad titular del templo y a la derecha el Santo Sepulcro. La reedificación del tempo en 1734, para adaptarlo a la moda barroca con la realización de un camarín y una sacristía posterior, supuso la modificación del retablo, relegando el Santo Sepulcro a un retablo lateral. La vinculación de esta iglesia con el humilladero de la Vera Cruz conlleva que en 1769, tras el cierre de la ermita, la iglesia de las Angustias acoja las imágenes que recibían culto en el humilladero (Cristo de la Zarza, Virgen de la Soledad, Jesús con la cruz a cuestas, Jesús atado a la columna, Jesús orando en Getsemaní).

En 1806  la iglesia de las Angustias causa ruina y se trasladan las imágenes a la iglesia de Santa Clara. La devoción a La Piedad dio lugar a que el templo cambiase su nombre por el de Ermita de los Dolores en referencia a la denominación popular de la Virgen de las Angustias. A finales de los años setenta, la Virgen vuelve a ser traslada de templo, en este caso a la iglesia de San Juan Bautista por encontrarse cerrada su ermita. Allí bajo la imagen de la Virgen del Rosario ha recibido culto hasta que en septiembre de 2011, tras regresó a la ermita de los Dolores.

La Virgen de los Dolores contó con cofradía hasta entrado el siglo XX. Se entiende que su origen es barroco aunque no hay datos sobre su fundación, si se sabe que su participación en la procesión del Viernes Santo conllevaba la contratación por parte de la cofradía de un trompetero o clarinetero y un tamborilero, junto a la esquila del pregonero, son los primeros testimonios de presencia de música en las procesiones de penitencia en Fuentesaúco. En el año 2013 se ha fundado una asociación parroquial que se encarga de acompañar a la imagen durante la Semana Santa.







Javier Prieto

miércoles, 5 de febrero de 2014

Nuestra Señora de los Siete Dolores, Madrid



Nuestra Señora de los Siete Dolores.

Faustino Sanz, 1940-41. Ha sido restaurada en el verano de 2013.
Titular de la Real Congregación de Esclavos de María Santísima de los Siete Dolores, Santísimo Cristo de la Agonía y Descendimiento de la Santa Cruz.
Parroquia de Santa Cruz, Madrid.

La talla de Ntra. Sra. de los Siete Dolores es una imagen de candelero que asume en gran medida el modelo iconográfico clásico de la Virgen de la Soledad. La imagen sustituyo a una obra anterior, que desapareció tras la ocupación de la iglesia de Santa Cruz durante la Guerra Civil. La primitiva imagen seguía el modelo de la afamada Soledad de la Victoria, del Convento de frailes Mínimos, en posición genuflexa mientras que la actual se presenta de pie.

La imagen de Nuestra Señora de los Siete Dolores se ha convertido en los últimos años en una de las imágenes de referencia en el proceso de recuperación de los gustos y formas a la hora de vestir a las dolorosas en el siglo XVII, siendo su vestidor Eduardo Fernández Merino autor del libro "La Virgen de Luto".

En las imágenes, tomadas en las últimas semanas de enero, la imagen se presenta luciendo jubón y saya o basquiña de brocado dorado sobre fondo negro -siguiendo el modelo de la corte de los Austrias-, manto de terciopelo bordado, rostrillo de pasamanería, rosario, el característico corazón atravesado por siete puñales y una ráfaga de plata, de corte dieciochesco.






martes, 14 de enero de 2014

Retablo mayor del Convento del Corpus Christi, Madrid.


Obra: Retablo mayor de “Las Carboneras”

Autor: Antón de Morales

Fecha: 1622

Procedencia: Convento del Corpus Christi, Las Carboneras. Madrid.

Inmaculada Concepción, La  Carbonera
En 1622 se le encarga al escultor granadino, Antón de Morales, la realización de un retablo para la capilla mayor de la iglesia del Convento del Corpus Christi de monjas jerónimas de Madrid, que años después recibiría el apelativo popular de Las Carboneras[1].

Antón de Morales es un escultor en el tránsito del siglo XVI al XVII, cuya obra se sitúa a medio camino entre el manierismo del último renacimiento y el primer barroco. Como en la mayor parte de las atribuciones de retablos se desconoce realmente la labor llevada a cabo por Antón de Morales a quien se le concedería la obra en la que sin duda participaron más artistas. Los primeros datos sobre su vida lo sitúan trabajando junto a Pompeyo Leoni, aspecto que sin duda marcará las líneas de ejecución de su obra, en formas y planteamiento.

El retablo de Las Carboneras está compuesto de banco, cuerpo con tres calles y ático; siguiendo –según varios autores- las líneas del majestuoso retablo de San Lorenzo del Escorial en cuanto a la superposición arquitectónica y la distribución de espacios.

El banco cuenta con cuatro lienzos en los zócalos de las columnas y dos armarios-relicarios en el intercolumnio, ocupando el espacio central un expositor de formas clásicas. El cuerpo principal se divide en tres calles mediante columnas de orden corintio y fuste estriado, contando las calles laterales con hornacinas de arcos de medio punto. El ático se asienta sobre un entablamento, formado por arquitrabe, friso y cornisas, que permite ampliar las profundidades de las hornacinas laterales. El ático, a su vez, se remata con un entablamento sencillo  y  frontón.

Iconografía del retablo



Siguiendo el orden arquitectónico, el retablo  se compone de las siguientes pinturas y esculturas:

Banco del retablo: con pinturas anónimas dedicadas a varios Santos vinculados a la Eucaristía titular de la iglesia y del convento.


1.- San Agustín de Hipona, con atributos de obispo –mitra, capa pluvial y báculo- y portando la Iglesia en su mano izquierda.

2.- Se viene interpretando que el segundo santo representa a Santo Domingo de Guzmán, con hábito dominico y portando una custodia de farol en la mano izquierda. El ostensorio con la Eucaristía no suele ser un atributo iconográfico del fundador de los dominicos lo que plantea dudas sobre su interpretación. En el caso de ser una representación de Santo Domingo la custodia podría referirse a su encuentro con los albigenses en Tolosa, dónde lanzó una custodia con la Eucaristía que recogieron los ángeles de las aguas. Pero también podría tratarse de San Jacinto de Polonia quién sí se representa portando un ostensorio, iconografía que tampoco sería completa pues este santo porta además una imagen de la virgen María.


3.- Santa Clara de Asís, vistiendo el hábito de la orden que ella fundó y portando en sus manos una custodia de farol.

4.- San Gregorio Magno, con vestimentas papales y tiara.


Calle derecha:

5.- San Jerónimo. Antón de Morales, 1622. Inspirador de la orden que regenta el convento y padre de la Iglesia. Aparece vestido con hábito coral de cardenal –sotana, roquete, mantelete, muceta y capelo-, leyendo y acompañado del león que según la leyenda le acompañó durante gran parte de su vida, tras haber curado el santo una herida a la fiera.

6.- La Visión de Santa Teresa. Anónimo, 1622.

Calle central:


7.- La Santa Cena. Vicente Carducho, 1622. Obra central del retablo de gran valor artístico que representa la última cena en una interesante perspectiva vertical en la que las texturas y volúmenes de los personajes cobran un gran protagonismo. Vicente Carducho, pintor y tratadista nacido en Italia, llegó a ser pintor de cámara del rey Felipe III siendo su obra más importante la serie de cuadros sobre la historia de la Cartuja para el monasterio del Paular.

Calle izquierda:


8.- San Juan Bautista. Antón de Morales, 1622. Su presencia en el retablo  podría vincularse con la primera priora del convento, Sor Juana del Corpus Christi.

9. Aparición de Cristo a San Francisco. Anónimo, 1622.

Ático:


10.- San Miguel Arcángel. Antón de Morales, 1622.

11.- Calvario. Antón de Morales, 1622. Atribuida por algunos autores a la mano de su maestro, Pompeyo Leoni, es probablemente la obra de escultura más destacada del retablo a medio camino entre el manierismo del propio Leoni, Becerra o Rueda y el barroco de Gregorio Fernández.

12.- Ángel de la Guarda. Antón de Morales, 1622.

13.- Escudos de los Condes de Castelar, la condesa de Castelar fundó el convento del Corpus Christi en 1607.

14.- Dios Padre y Espíritu Santo Paráclito. Antón de Morales 1622.




[1]  En 1647 Fray Canalejas deposita en el convento un lienzo de la Inmaculada Concepción que habían encontrado unos niños dentro de una carbonera, la fama de milagrera de esta pintura daría gran popularidad al convento siendo conocido desde entonces con el sobrenombre de Las Carboneras.