martes, 3 de diciembre de 2013

Gloria de San Eloy, Juan Pascual de Mena. Madrid


Obra: Gloria de San Eloy

Autor: Juan Pascual de Mena

Fecha: 1764

Procedencia: Capilla sacramental o de Santa Teresa de la iglesia de San José, Madrid.  (Pertenecía a la iglesia del Salvador)


En la capilla de Santa Teresa de la iglesia de San José, antiguo convento de San Hermenegildo de Carmelitas descalzos, recibe culto una imponente imagen de San Eloy (o Elegio) que fue titular de la Cofradía del  Señor San Elegio, de los artífices plateros de Madrid, obra del escultor Juan Pascual de Mena.

San Eloy

San Eloy, popularmente conocido como San Eloy de los plateros, nació en el año 588 en la región de Limousin en Francia, tras formarse en los tallares orfebres de Limoges entró al servicio Clotario II, rey de Francia. Ordenado sacerdote fundó varios conventos e iglesias, entre las que destacan la iglesia de San Pablo de  Paris, siendo posteriormente nombrado obispo de Noyon. A partir del siglo XIV se extendió su devoción como patrón de los plateros desde Francia al resto de Europa. En los reinos de España se fundaron varias cofradías en el seno de los gremios de plateros, como la de Sevilla, Lima o Madrid.

Gloria de San Eloy, Juan Pascual de Mena

En el año 1746 Juan Pascual de Mena talla una imagen de San Eloy para la cofradía de plateros, que presidiría el retablo mayor de la iglesia del Salvador de Madrid. El santo francés se refleja glorificado sobre una nube con querubines y serafines, unas formas que Juan Pascual de Mena utilizará de nuevo para su San Isidro de la colegiata madrileña (destruído durante la Guerra Civil). San Eloy aparece arrodillado en actitud de oración ante el crucifijo que porta en su mano izquierda. El santo viste el hábito coral propio de su rango de obispo con sotana en tono violáceo, roquete, mantelete, muceta abotonada y crucicordio con cruz pectoral; en su mano derecha ase el báculo mientras que la mitra la sostiene uno de los querubines.

Esta imagen de San Eloy se enmarca en el estilo de la obra religiosa de Juan Pascual de Mena que navegaba entre el rococó academicista  y el neoclasicismo, reflejo de la etapa de transición artística de mediados del siglo XVIII. El vuelo de las ropas resulta contenido remarcando las diferentes naturalezas de los tejidos, como se aprecia en el roquete, una prenda confeccionada habitualmente con tejidos livianos.  El tratamiento del cabello es de formas blandas y gran movimiento recordando a las formas del barroco andaluz de finales del XVII. El dinamismo del cabello contrasta con el rostro clásico, de formas suaves en el que la expresión se centra en la profundidad de la mirada clavada en el crucifijo. Las líneas utilizadas por Mena en la cabeza de San Eloy guardan cierta similitud con el modelado del ángel confortador que realiza Salzillo en 1854.

Juan Pascual de Mena (Villaseca de la Sagra, Toledo, 1707 – Madrid, 1784) destacaba frente a sus coetáneos -Salvador Carmona, Salzillo, Felipe del Corral- por su carácter academicista trasmitido por Felipe de Castro con quien trabajó en las obras del Palacio Real de Madrid. Desde el origen de la institución estuvo muy vinculado a la Academia de San Fernando de la que llegó  a ser director, dónde desarrolló una importante labor formativa. Su obra no cuenta con una catalogación clara, aunque se le atribuyen numerosas obras en Madrid, algunas de ellas perdidas durante la guerra civil,  y otras ciudades de España, siendo muy conocidas las realizadas para la iglesia de San Nicolás de Bari de Bilabo. En su obra civil resulta más evidente la aplicación de los postulados neoclásicos, como ocurre con la fuente de Neptuno de la ciudad de Madrid.

La cofradía de plateros

La hermandad San Eloy de Madrid se funda en 1575 como referente devocional del gremio de plateros bajo el nombre de Cofradía del  Señor San Elegio, de los artífices plateros de Madid, teniendo por objeto la gloria de Dios y la veneración de San Eloy celebrando su fiesta e imitando su vida. La cofradía contaba con una hermandad para plateros mancebos (solteros) y otra para los plateros casados, radicadas ambas en la iglesia de San Miguel de los Octoes. En 1643 la cofradía adquiere el uso y patronazgo de la capilla mayor de la histórica iglesia de San Salvador, situada en la calle mayor junto a la actual plaza de la Villa. La Cofradía celebraba con la máxima solemnidad los cultos en torno a su titular el 25 de junio, canonización de San Eloy, y el 2 de diciembre,  conmemoración de su tránsito (a pesar de ser la fiesta el día 1 de diciembre). Las partidas de gasto consignadas en  Las instrucciones para mayordomos permiten hacerse una idea de la magnificencia de los cultos celebrados en diciembre, así por ejemplo se sufragaba la música de vísperas, misas completas e intermedios todo el día, timbales al descubrir el Santísimo a las nueve de la mañana, gratificaciones a los sacristanes por poner el altar, las colgaduras y ocuparse de luces y campanas, acólitos del Colegio de los Doctrinos, traer y llevar el estrado de la Villa o el adorno de hierbas y su barrido posterior.

La cofradía de plateros rindió culto a lo largo de su historia a varias imágenes del obispo francés, la primera de ella era de madera estofada y dorada. En el año  1607 Diego de Zabalza, platero del duque de Lerma y de la reina Isabel de Borbón, regaló a la efigie una cabeza de plata durante su mayordomía, siendo tal el número de joyas de la cofradía que se incluyó entre los cargos de la congregación el de guardajoyas de San Eloy. Tras el traslado a la iglesia del Salvador se encarga una nueva talla y un nuevo retablo, realizando la efigie Sebastián de Bejarano en 1644 por 3850 reales. No será hasta 1764 cuando se encarga la talla actual a Juan Pascual de Mena, el motivo sería una importante donación de  Miguel Mateo Marcilla.

El derribo de la iglesia del Salvador en 1840 supuso el traslado de la cofradía al templo de San Nicolás y posteriormente al de los Santos Justos y Pastor, estableciéndose en la iglesia de San José en 1892. La cofradía pasaría después a denominarse "Colegio-Congregación de San Eloy de artífices plateros "hasta que en la década de los años 30 del siglo XX se transforma en Gremio de Joyeros y Plateros de Madrid, conservándo la fiesta a San Eloy pero perdiendo el carácter de cofradía.

Galería de imágenes:











Fotografía y texto: Javier Prieto

Fuentes consultadas:

BARUQUE MANSO A. y CRUZ VALDOVINOS J.M. (1975) Diego de Zabalza, platero del Duque de Lerma y de la reina Isabel de Borbón. Príncipe de Viana Año nº36, Nº 140-141 (pp. 611-632).
CARMONA MUELA, J.(2003)  Iconografía de los Santos (pp. 116-118). Madrid. ISTMO.

GARCÍA GAÍNZA M.C.  Los trabajos de Juan Pascual de Mena. ARTEHISTORIA.JCYL.ES

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Traslación de San Pedro Regalado, iglesia del Salvador de Valladolid.


Obra: Traslación de San Pedro Regalado.      

Fecha: Ca. 1709

Autor: Pedro de Ávila, atribución.

Procedencia: Capilla de San Pedro Regalado, iglesia del Salvador, Valladolid.

Grupo escultórico que representa a San Pedro Regalado, patrón de Valladolid, siendo elevado al cielo por los ángeles. Recibe culto en una capilla propia en la iglesia del Salvador, aunque la arquitectura actual de la capilla -encalada en blanco y con un zócalo de madera de pino- descontextualiza la pieza. 

El santo franciscano se presenta en un arco del triunfo de arquitectura tardobarroca que sigue las líneas planteadas por Juan de Ávila en la obra homónima para el convento Domus Dei de Aguilera, dónde se aprecia la importancia del entorno arquitectónico para dotar al juego de volúmenes de la apariencia de traslación a la Gloria (ver fotografías en el blog Arte en Valladolid).

El conjunto de Valladolid,  de factura más sencilla que el del maestro Juan de Ávila, presenta ya aspectos propios del nuevo siglo como el tratamiento de los ropajes del santo y los ángeles mancebos que lo elevan o la teatralidad del conjunto, con mayor movimiento y sensación de ascenso.

A los pies de la iglesia del Salvador se conserva además la pila bautismal donde fue bautizado el santo vallisoletano, anécdota recordada con un particular acrónimo.

                                                     Sediento el              Regalado tierno infante
                                                     A la del Salvador fuEnte gloriosa
                                                     Naufragante       lleGó y bebió anhelante
                                                     Perfección que    mAnaba
                                                     En sus             cristaLes se miró triunfante
                                                     De la primera   caídA y silenciosa
                                                     Retórica                  Del mármol la eficacia
                                                     Obstenta que     cayO más cayó en gracia






jueves, 7 de noviembre de 2013

Jesús Nazareno del paso "Camino del Calvario", Valladolid




Obra: Jesús Nazareno, perteneciente al paso de la Camino del Calvario             

Fecha: Ca. 1697

Autor: Juan Antonio de la Peña y Juan de Ávila, atribución.

Procedencia: Cofradía de la Sagrada Pasión. Iglesia de San Quirce y Santa Julita, Valladolid.

El pasado mes de septiembre la Cofradía de la Sagrada Pasión de Valladolid exponía de nuevo al culto la imagen Jesús Nazareno que durante varios siglos había formado parte de sus imágenes titulares.
Se trata de una imagen de vestir que representa a Jesucristo cargando con la Cruz. La talla es de tamaño natural y se adscribe a la escuela de escultura castellana del siglo XVII. Sus rasgos y posición están claramente marcados por su presencia en un grupo escultórico con más figuras, pues aunque durante varias décadas se dudaba sobre su pertenecía al paso Camino del Calvario, reputados expertos sostienen su presencia en el grupo desde finales del siglo XVII. 

Este aspecto condiciona la teatralidad de la imagen cuyo rostro se gira hacia la derecha en clara comunicación con la Verónica, mientras que el cuerpo se mantiene en posición frontal con la cruz sobre el hombro izquierdo.  Aunque ambas manos sostienen la cruz no sería descabellado pensar que su posición original no fuese ésta, y la mano derecha se extendiese hacía la Verónica como ocurre en otros simulacros de la misma iconografía. (Ver artículo: El Nazareno de mano tendida, una aportación de la imaginería castellana). La imagen ha sido restaurada recientemente por Cristina Parrado, lo que permite apreciar los detalles de la policromía en magulladuras, heridas y regueros de sangre, elementos comunes en el barroco castellano.

La Cofradía de la Sagrada Pasión carece de datos sobre su hechura aunque Jesús Urrea lo sitúa en torno a 1697, fecha en la que se constata la realización de una nueva túnica y la remodelación de varias imágenes de la hermandad bajo la dirección de Juan Antonio de la Peña y Juan de Ávila. Esta imagen vendría a sustituir la que tallase Gregorio Fernández a partir de 1614 para el paso Camino del Calvario, desaparecida a lo largo del siglo XVII. Tras la recogida de las imágenes secundarias por parte de la Academia de la Purísima Concepción en el siglo XIX,  la disposición barroca del paso se perdió y no sería hasta los años 20 del siglo XX cuando se plantease la recuperación de los grandes pasos de la Semana Santa de Valladolid. Por su parte el Nazareno se mantuvo en la iglesia penitencial de La Pasión, trasladándose a partir de la década de los veinte a la iglesia del Carmen de Extramuros.

La pertenencia al grupo escultórico del Nazareno vestidero había sido desestimada por varios expertos a lo largo del siglo XX.  Sin embargo, la constancia documental de gastos en la adquisición y reparación de varias túnicas para el Nazareno del Camino del Calvario en los siglos XVII y XVIII, así como la marca P en el hombro y la placa metálica para sostener la lanza en el costado derecho –aspecto señalado en las instrucciones de 1661- demuestran la presencia de esta imagen en el citado grupo.

Felizmente las negociaciones entre la cofradía y la archidiócesis de Valladolid han permitido la restauración y puesta al culto de la imagen en la iglesia de San Quirce y Santa Julita, sede de la hermandad. No obstante la recuperación resulta incompleta al haber recurrido en los elementos efímeros a los modelos más tópicos del neobarroco andaluz: túnica de sarga hasta los tobillos, camisa de puños y gemelos, y una desproporcionada cruz que no se ajusta a la posición de las manos, aspectos que lo alejan de la estética barroca más coherente con la obra.



Fuentes: 

BALADRÓN ALONSO, Javier. Cofradía de la Pasión. El paso del “Camino del Calvario” http://arteenvalladolid.blogspot.com.es/2013/03/cofradia-de-la-pasion-el-paso-del.html

VASALLO TORANZO, Luis. El paso Camino del Calvario de Gregorio Fernández. Boletín del Museo Nacional de Escultura 11, Valladolid, 2007, pp.17-22.

viernes, 11 de octubre de 2013

Ntra. Sra. de la Divina Providencia, Madrid



Obra: Nuestra Señora de la Divina Providencia

Fecha: 1846

Autor:  Mariano Bellver

Procedencia: Capilla de la Divina Providencia, Basílica de Jesús de Medinacelli (Madrid).

Imagen de la Virgen María sedente dando de mamar al Niño Jesús. Es una obra de Mariano Bellver, escultor madrileño de notable prestigio a mediados del siglo XIX  que llegó a ser escultor de cámara honorario de la reina Isabel II. Sus obras más destacadas son la Stma. Trinidad de la capilla de San Pedro de la Catedral de Sigüenza y el altorrelieve de San Martín a caballo, del templo homónimo, en Madrid.

En la actualidad se ha ocultado  con las ropas el pecho de la Virgen perdiendo la iconografía de la Virgen lactante. Sin embargo gracias a una fotografía de 1860, conservada en la Biblioteca Nacional, podemos observar el gesto original. La estampa antigua permite también contemplar la exquisitez en el vestir de la imagen con  ricas telas, encajes y joyas. Respecto al tratamiento del pelo se observa una solución muy similar a la que será seña de identidad  en las obras de Ramón Álvarez, imaginero zamorano, varias décadas después: el cabello se abre al medio cayendo sobre las sienes para descansar en dos grandes mechones sobre los hombros. Una mera casualidad o tal vez una influencia más de la colección de estampas que manejaba el imaginero en la ejecución de sus obras.





Exposición del Antiguo Madrid, 1926 ; p. 321, n. 1084, Biblioteca Nacional de España



martes, 8 de octubre de 2013

Virgen Comendadora de la Merced, Sevilla.



Obra: Virgen Comendadora de la Merced

Fecha: 1730-1740.

Autor: José Montes de Oca (atribución)

Procedencia: Capilla de la Hermandad del Museo, Sevilla.

Imagen sedente de la virgen María que representa la aparición de la Virgen a San Pedro Nolasco en el convento de mercedarios de Barcelona:  El Santo fundador solía pasar muchas noches recogido en fervorosa oración en la capilla del convento. Una noche se sorprendió de que llegada la hora del rezo de maitines la campana del convento no tocara a su hora, por olvido del hermano lego. Fue a la iglesia y la encontró toda alumbrada, con la Virgen sentada en la silla prioral, presidiendo el coro, y los ángeles en torno a la Señora cantando melodiosamente la salmodia, la Virgen llevaba puesto el hábito blanco de la orden de la Merced, y los ángeles vestían de frailes mercedarios. El Santo, al ver la escena, quedóse estático, arrobado en contemplación, mientras los frailes del convento iban llegando al coro y contemplaban admirados la aparición(1).  

La portentosa talla representa a María con gesto severo sentada en un rico sitial sobre una peana de querubines. Fiel a la iconografía viste el hábito mercedario con estofados barrocos, ciñéndose la capa con el escudo de la orden. Es una obra de singular belleza y solemnidad, con un elegante contraste entre la voluminosidad del conjunto y la delicadeza de los rasgos faciales. La imagen presidía el coro del Convento Casa Grande de la Merced Calzada de Sevilla (hoy museo de Bellas Artes)  de donde salío indemne tras una tormenta, ganándose el apelativo de Virgen del Rayo. En la actualidad se venera en una altar a los pies de la capilla de la hermandad del Museo, adyacente al antiguo convento mercedario.

Sobre su autoría la mayor parte de los investigadores aprecian los numerosos rasgos que la enmarcan en la obra del escultor sevillano José Montes de Oca, sin embargo se han planteado otras atribuciones como el manierista Jerónimo Hernández y Juan de Oviedo. Ceán Bermúdez la recoge en su diccionario como obra segura de José Montesdoca  junto al grupo de los Servitas y la Santa Ana del Salvador, situándola por tanto entre las mejores obras del escultor. Álvaro Dávila- Armero del Arenal asegura la atribución en la talla del rostro de la imagen y las cabezas de las querubines, vinculadas por Antonio Torrejón con la imagen del Niño Jesús perteneciente al grupo San José itinerante con el Niño, de la Hermandad del Silencio de Sevilla.

En efecto son muchos los rasgos que pueden apreciarse en la imagen: el característico hoyuelo en la barbilla, el tratamiento del cuello, el rostro ovalado y el recurso de la fuerza de expresiva en la mirada. Es por tanto fiel a los canones del modelo de rostro maduro que trabajó el autor y que puede apreciarse en muchas de sus obras, especialmente recuerda a la Virgen de la Paciencia de Osuna, atribuida al autor y que desgraciadamente no se conserva.








Fuentes de consulta: 

(1) http://exorbe.blogspot.com.es/2011/09/iconografia-mercedaria.html

Dávila- Armero del Arenal, Álvaro. Una revisión bibliográfica acerca de la vida y obra del escultor José Montes de Oca. Laboratorio de Arte 18 (2005) pp. 265-281.

Sobrino Toro, Juan Pablo. Breve descripción artística de la capilla del Museo. Hermandad del Museo. 
Fotografías: Javier Prieto

jueves, 19 de septiembre de 2013

Niño Jesús, círculo de Juan de Montejo. Fuentesaúco (Zamora)



Obra: Niño Jesús

Fecha: Finales del s. XVI- principios del s.XVII

Autor: Círculo de Juan de Montejo.

Procedencia: Parroquia de Santa María del Castillo, Fuentesaúco (Zamora)

La presencia de Juan de Montejo en la segunda mitad del s.XVI en Fuentesaúco ha legado un importante conjunto de obras de marcado romanismo a las iglesias y ermitas de la localidad zamorana. En este conjunto podemos enmarcar esta imagen del Niño Jesús que se veneraba hasta fechas recientes en el retablo del Ecce Homo de la iglesia de San Juan Bautista y que en la actualidad se encuentra en la iglesia de Santa María del Castillo con motivo de su intermitente apertura a las visitas.

A pesar de la deficiente conservación de la obra con varios repintes que distorsionan la calidad de la obra se observa la importante herencia italiana de la obra de Montejo en el marcado contrapposto, observándose rasgos comunes a la obra del autor en la fisonomía del rostro y el tratamiento de los cabellos, cercanos a otras obras como el niño Jesús de la Virgen de la Caridad. La forzada musculatura de la imagen y el tratamiento del paño de pureza recuerdan mucho a otra obra atribuible si no a la mano de Montejo a su círculo el Cristo Resucitado de Fuentesaúco, cuya pésima conservación hace difícil valorar sus auténticas calidades artísticas.

En cuanto a la iconografía sigue fielmente el modelo del Dulce Nombre que a lo largo del siglo XVII gozará de tanta repercusión, especialmente en la escultura sevillana. El niño se muestra erguido con la mano izquierda en actitud de sostener, probablemente una cruz aunque también pudiera ser un cáliz, mientras que en la derecha sostendría un orbe, siendo aun visible el agujero para la sujeción. Todo apunta a una probable adaptación a los gustos barrocos que sin duda conllevó el uso de vestidos y elementos de orfebrería en el aderezo de la imagen.







Fotografías y texto: Javier Prieto

viernes, 26 de julio de 2013

Santa Ana y la Virgen niña, José Montes de Oca



Obra: Santa Ana enseñando a leer a la Virgen.

Autor: José Montes de Oca

Fecha: ca. 1740.

Procedencia: Iglesia Colegial del Divino Salvador, Sevilla.

Imagen de Santa Ana y la Virgen niña siguiendo una de las iconografías más comunes al barroco andaluz del siglo XVIII: Santa Ana enseñando a leer a la Virgen Niña. La escena entrelaza la inocencia de la Virgen y la experiencia de Santa Ana en una composición llena de comunicación y ternura. Suele entenderse este tipo de representaciones como un acercamiento de la iconografía religiosa a los principios de exaltación del conocimiento y la ciencia, aunque también se interpreta como una búsqueda de una escena de la vida familiar de la Virgen.

Este grupo, que se venera en un altar de la nave del evangelio de la iglesia colegial del Divino Salvador, está considerado entre los mejores ejemplos del tardobarroco sevillano. Destaca especialmente el tratamiento de los rostros, lejos de las imágenes idealializadas de esta época Montes de Oca retrata con maestría la infancia y la vejez en el rostro de ambas imágenes.

El conjunto sufrió una importante intervención a comienzas del siglo XIX que volvió a estofar los vestidos, salvándose únicamente la policromía original en manos y rostros. Ambas imágenes fueron restauradas por el IAPH en el 2007, pudiéndose consultar el resultado en este enlace:





Javier Prieto


jueves, 25 de julio de 2013

Divina Pastora de las Almas, Fuentesaúco (Zamora)


Obra: Divina Pastora de las Almas

Fecha: Segunda mitad del s. XVIII

Autor:Anónimo.
           
Procedencia: Iglesia de Santa María del Castillo, Fuentesaúco (Zamora)

Divina Pastora. Museu Comarcal de Manresa
Imagen de pequeño tamaño (inferior a los 50 cm) que se veneraba en el ático de un retablo lateral de la iglesia de Santa María del Castillo hasta su cierre en 1974. La representación de la Divina Pastora sigue los cánones de las estampas y grabados extendidos por los conventos capuchinos a lo largo del siglo XVIII y que altera parcialmente la visión de fray Isidoro de Sevilla al incluir en el regazo de la Virgen al Niño Jesús.  

La Virgen aparece sentada sobre un risco, viste túnica roja, manto azul sobre el regazo, pelliza de piel y velo en color verde agua, el conjunto se completa con un simpático sombrero realizado en tela y flores secas. El cabello le cae a ambos lados de la cara enmarcando el rostro de líneas redondas y delicada encarnadura, en su mano derecha agarra el cayado propio de su advocación  y ampara a una de las ovejas, mientras con la derecha sostiene al Niño Jesús. El Niño Jesús se asienta sobre la rodilla izquierda vestido con una túnica de piel, con el mismo tratamiento que la pelliza de la Virgen.

La talla central se completa con cinco ovejas marcadas con el anagrama de María y dos ángeles. La descontextualización de la pieza impide saber cómo se disponía el conjunto pero la disposición de los ángeles podría incluir una corona de orfebrería o una filacteria que sostuviesen sobre la imagen de la Virgen, tal y como reflejo el pintor Alonso Miguel de Tovar en la primera representación de la visión de Fray Isidoro de Sevilla.


Divina Pastora, Toro.
En la base del risco aparece una inscripción pintada en el que se lee parcialmente “…..RO (¿retablo?) de la Msa (milagrosa) Ymagn de la DIVNA PASTORA es de Dn FeZ MnBz , que parece indicar un notable veneración a la advocación de la Divina Pastora de las Almas. Su presencia en Fuentesaúco puede deberse a las predicaciones de los Operarios del Evangelio del Colegio de Misioneros Capuchinos de Toro (fundado en 1765) que expandieron la devoción a la Divina Pastora por la provincia de la Encarnación de las dos Castillas. Según se recoge en La Divina Pastora, Madre del Buen Pastor Jesucristo, del misionero apostólico de la Orden de Capuchinos Fermín de Alcaraz escrita en 1831, los operarios del evangelio predicaban anualmente la penitencia a lo largo de las dos Castillas, Galicia, Asturias y la corte de Madrid, siendo común que ante el fervor despertado por la devoción a la Divina Pastora de las Almas que han sido varios los monumentos de culto y veneración erigidos en varios pueblos en obsequio de la Divina Pastora, especialmente en los principales del obispado de Zamora. Siguiendo el modelo de la Divina Pastora del Convento Capuchino de Toro, hoy en día convento del Sagrado Corazón de los Mercederios Descalzos, encontramos esta pequeña imagen de Fuentesaúco, y las dos que se conservan en la ciudad de Zamora, la de la iglesia de San Ildefonso (a cuyas funciones acudía el ayuntamiento) y la del Hospital de Sotelo, hoy en el Conservatorio de Música y que tuvo una gran devoción en la feligresía de San Esteban.






Javier Prieto.